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Nuevos modelos de trabajo y soft skills

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El estudio “(Nuevas) Formas de Trabajar” elaborado por la Asociación Española de Dirección y Desarrollo de Personas (AEDIPE) habla de 9 tendencias en la Gestión de Personas en España, entre las que destacan el teletrabajo y la flexibilidad. Algo en lo que queremos profundizar en este post.

La implantación del teletrabajo en las empresas españolas ha sufrido un antes y un después a raíz de la pandemia. Muchas organizaciones, en las que no formaba parte de su cultura corporativa, se vieron “obligadas” de la noche a la mañana a emplear esta nueva manera de trabajar. Algunas de ellas han visto los beneficios tanto para la empresa como para los profesionales y lo han incorporado a través de modelos híbridos que aúnan las ventajas de ambos: el trabajo presencial y el trabajo remoto. La flexibilidad de este sistema, que da al trabajador la posibilidad de elegir dónde y cuándo trabajar, es su pieza angular. Porque como dice un informe de Gartner: «dónde y cuándo se haga el trabajo estará determinado por aquello que impulse la máxima productividad y compromiso”.

¿Qué es el modelo híbrido?

Para hablar realmente de modelo híbrido esta nueva manera de trabajar tiene que cumplir una serie de requisitos. Entre ellos, podemos mencionar:

a) Utilizar plataformas y herramientas digitales y colaborativas en la que todos los profesionales de la empresa puedan acceder y trabajar. Resulta evidente que la empresa debe dotar a los equipos profesionales de todo el hardware y el software necesario para que puedan operar en remoto. Por eso, el teletrabajo está muy liado a la transformación digital de las empresas.

b) El trabajo presencial y en remoto deben ser complementarios, pero se tiene que dar la posibilidad a los empleados de poder realizar cualquier tarea sin tener que acudir presencialmente a la oficina, ya sea para firmar el nuevo contrato laboral, asistir a una reunión o formarse a través de plataformas telemáticas. Los modelos que hacen ir a la oficina a los empleados “porque no cuentan con las herramientas necesarias” para realizar determinadas tareas, no se pueden considerar híbridos.

c) Una cultura corporativa que lo facilite y estimule. No solo es necesario cambiar plataformas y herramientas. También es imprescindible transformar la mentalidad de la empresa para liderar y adecuarse a la nueva realidad. De nada sirve un listado de buenas intenciones si las relaciones entre los jefes y sus equipos no se basan en la confianza. Para los responsables más tradicionales puede ser difícil no ejercer un control presencial sobre sus subalternos ahora que no hay horarios homogéneos de todos los trabajadores. Trabajar por objetivos o proyectos es una buena idea para poder valorar el desempeño realizado sin importar desde que lugar realiza el trabajo el profesional.

Las soft skills del trabajo híbrido

Queremos recoger aquí algunas de las soft skills que consideramos importantes para todo profesional, pero que se hacen imprescindibles en los nuevos entornos.

Creatividad:
La creatividad en el día a día y en a resolución de problemas es una habilidad cada vez más valorada. Analizar la situación, aportar ideas, ser resolutivo, plantear soluciones desde diferentes prismas, saber incorporar las ideas de los demás a la propia para entre todos y de manera conjunta dar lugar a cosas nuevas. De hecho, la creatividad fue la soft skill más buscada por los empleadores según el informe por LinkedIn Learning en 2020.

Colaboración:
La dispersión física de los equipos pueda dar lugar a la independencia y el individualismo. Si bien la autonomía es una cualidad apreciada y bien considerada, debe darse un clima de colaboración que favorezca el trabajo en equipo con la misma facilidad que si se compartiera oficina. Las plataformas son necesarias, pero más aún profesionales que lleven la colaboración en su ADN y sepan jugar en equipo para siempre sumar.

Comunicación:
La comunicación transparente y fluida en la organización es esencial en cualquier modelo de trabajo, pero más aún en el formato híbrido. Muchas empresas pecan de trabajar en silos independientes, en “reinos de taifas” entre los cuales no fluye la comunicación. Y si los profesionales adolecen de esta soft skill y se trabaja en remoto, los retrasos, redundancias, malos entendidos pueden desvirtuar la ejecución de la estrategia más brillante. Las habilidades comunicativas empiezan por una escucha activa, especialmente por parte de los líderes, que ayude a aumentar la empatía. Así, será mucho más sencillo transmitir ideas, cooperar y obtener excelentes resultados.

Flexibilidad:
Heráclito de Éfeso (s. V a. C) dijo que “el cambio es la única constante”, lo que hoy llamaríamos entorno VUCA (Volatilidad, Incertidumbre, Complejidad y Ambigüedad). Cambios políticos, legales, económicos, sociales, tecnológicos… que demandan una capacidad de adaptación y flexibilidad inigualables. Las personas más rígidas mentalmente llevan mal estos procesos de cambios, en los que la rapidez en la adaptación es vital para desarrollo óptimos de las tareas y responsabilidades individuales y de la empresa.

Liderazgo y autogestión:
Se trata de las dos caras de la misma moneda. Los profesionales que lideren equipos deben ser capaces de motivar y organizar el trabajo de sus colaboradores y gestionar las situaciones problemáticas con calma y resolución. Por otro lado, los profesionales que no tienen personas a su cargo o, incluso, no tienen responsables directos, deben autogestionarse tanto intelectual como emocionalmente para desarrollar su trabajo correctamente y de acuerdo a los objetivos marcados por la organización.

Inteligencia emocional:
Quizás sea la soft skill más deseable y que aúna un poco de las características de todas las anteriores ya que se basa en las habilidades sociales para poder gestionarse a uno mismo y a los demás. Comprender la realidad de los compañeros gracias a la escucha activa y la empatía, tomar decisiones en momentos críticos, aunar esfuerzos para conseguir objetivos mayores que los individuales… Todo ello es especialmente relevante en entornos de trabajo remoto donde hay que hacer un mayor esfuerzo para entender las peculiaridades de cada integrante del equipo y poder ayudarle a que desarrollen todo su potencial.

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