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¿Qué modelo organizativo es el más adecuado para tu empresa?

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Diseñar la estructura organizativa adecuada de una empresa marca la diferencia entre su éxito o su fracaso. A mayor número de empleados, de líneas de negocio o de productos y servicios, mayor complejidad. No hay dos empresas iguales y cada una deberá tener en cuenta las necesidades de su negocio a la hora de organizarse internamente. En este post analizaremos los diferentes modelos organizativos, sus ventajas e inconvenientes y qué tener en cuenta a la hora de decantarse por uno de ellos.

Tabla de contenidos

 ¿Qué es la estructura organizativa de una empresa?

Los autores Mintzberg, Strategor, Merton y Robbins convergen en la idea central de que una estructura organizativa se refiere a la manera en que se divide el trabajo y se organizan las tareas dentro de una organización. Esto implica la agrupación de funciones, la coordinación de actividades, la definición de roles y responsabilidades, y la creación de un marco formal que guía la interacción y el logro de los objetivos de la empresa. Como afirmó Robbins, «Si los seres humanos tienen estructuras esqueléticas que definen su forma, las organizaciones tienen estructuras que definen la suya».

¿Cuáles son los elementos clave de la estructura organizativa?

La obra Comportamiento organizacional de Robbins destaca varios elementos esenciales de la estructura de una organización que son fundamentales para su funcionamiento eficiente. Estos incluyen la especialización del trabajo, que implica la división de tareas para aumentar la eficiencia y la productividad.

La departamentalización se refiere a la agrupación de funciones y actividades similares en unidades organizativas más grandes. La cadena de mando establece la jerarquía de autoridad y comunicación dentro de la organización. La extensión del control se relaciona con el número de subordinados que un supervisor puede gestionar efectivamente. La centralización y descentralización se refieren a la distribución de autoridad y toma de decisiones en una organización.

Por último, la formalización se refiere al grado en que las reglas, procedimientos y roles están definidos y estandarizados en la organización. Estos elementos, según Robbins, son vitales para diseñar una estructura organizacional coherente y efectiva.

¿Qué tipos de modelos organizativos son más comunes?

Los modelos organizativos más comunes incluyen la estructura jerárquica, la matricial, la funcional y la de división de productos. La estructura jerárquica se caracteriza por una cadena de mando clara con niveles de autoridad bien definidos. Como afirma John Kotter, «en las organizaciones jerárquicas, la autoridad fluye de arriba hacia abajo«. Un ejemplo icónico de esta estructura es el ejército, donde la toma de decisiones es altamente centralizada.

Por otro lado, la estructura matricial se destaca por combinar múltiples líneas de autoridad, permitiendo una mayor flexibilidad y coordinación. Mintzberg señala que en esta estructura «los empleados tienen dos jefes: uno funcional y otro de proyecto«. Una empresa emblemática que ha implementado una estructura matricial es IBM, que utiliza este modelo para proyectos de desarrollo de software.

La estructura funcional agrupa a los empleados según sus áreas de especialización, como marketing, finanzas y recursos humanos. Henry Mintzberg menciona que en esta estructura, «los empleados se dividen en unidades funcionales, cada una responsable de una tarea específica«. Un ejemplo relevante es General Electric, donde las funciones son altamente especializadas.

Por su parte, la estructura de división de productos organiza la empresa en unidades autónomas que gestionan productos o líneas de negocio específicas. Gary Dessler destaca que esta estructura permite una mayor adaptabilidad y enfoque en productos específicos. Un ejemplo es Procter & Gamble, que opera con divisiones dedicadas a categorías de productos como cuidado personal o productos para el hogar.

¿Cuáles son sus ventajas e inconvenientes?

En palabras de Peter Drucker, «la estructura sigue a la estrategia», lo que significa que la elección del modelo debe alinearse con los objetivos de la organización. La estructura jerárquica puede proporcionar una clara autoridad y responsabilidad, pero su rigidez puede limitar la adaptabilidad en un mundo empresarial cambiante. Un ejemplo de buena práctica es Apple, que utiliza una estructura jerárquica eficiente para mantener un enfoque coherente en sus productos.

Por otro lado, la estructura matricial permite una mayor flexibilidad y coordinación, pero puede generar conflictos de autoridad. Google ha tenido éxito con este modelo, aunque ha habido desafíos para mantener una comunicación clara en una organización en constante crecimiento.

La estructura funcional fomenta la especialización, pero a veces puede dificultar la colaboración interdepartamental. Una buena práctica es la empresa Johnson & Johnson, que ha logrado un equilibrio entre la especialización y la colaboración en áreas como la salud y el bienestar.

Finalmente, la estructura de división de productos puede brindar un enfoque claro en productos específicos, pero puede duplicar funciones y recursos. Un ejemplo de desafío es la antigua estructura de división de productos de General Motors, que a menudo se considera como un factor que contribuyó a su declive antes de la reestructuración.

Factores clave a tener en cuenta para elegir nuestro modelo organizativo

Según Joan Woodward, una de las variables cruciales es la tecnología utilizada por la empresa, ya que esta puede determinar si se necesita una estructura más centralizada o descentralizada.

Además, el tamaño y la etapa de desarrollo de la organización desempeñan un papel importante, ya que una empresa en crecimiento puede requerir una estructura más flexible que permita adaptarse rápidamente a las nuevas demandas del mercado.

Asimismo, es fundamental tener en cuenta la cultura corporativa y los valores de la organización, ya que la estructura debe ser coherente con estos aspectos para garantizar la alineación de los empleados con los objetivos y valores de la empresa.

La elección del modelo organizativo debe ser un proceso estratégico que considere cuidadosamente estos factores para optimizar la eficiencia, la comunicación y el éxito general de la organización.

Teniendo todo lo anterior en cuenta, podemos decir que la elección del modelo organizativo adecuado para tu empresa es una decisión estratégica crucial que impactará en su éxito a largo plazo. No existe un enfoque único que funcione para todas las organizaciones, ya que cada empresa tiene sus propias necesidades, objetivos y circunstancias únicas. Al evaluar las ventajas e inconvenientes de estructuras como la jerárquica, la matricial, la funcional y la de división de productos, es esencial considerar factores como la tecnología utilizada, el tamaño y la etapa de desarrollo de la organización, así como la cultura corporativa y los valores.

La estructura organizativa debe estar alineada con la estrategia de la empresa y ser flexible para adaptarse a los cambios del mercado. Elegir el modelo organizativo adecuado es un paso fundamental para optimizar la eficiencia, la comunicación y el éxito general de tu organización.

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